El niño pregunta. El profesor responde. ¿Por
qué no dejar que piensen ellos mismos la respuesta y utilicen su capacidad de
razonar? "Si queremos adultos que piensen por sí mismos, debemos educar a
los niños para que piensen por sí mismos". Éste es el objetivo que se
marcó el profesor universitario estadounidense Matthew Lipman cuando en 1969
comenzó a desarrollar una propuesta pedagógica diferente a la que se aplicaba
en aquellos momentos en las escuelas norteamericanas. Nació así Filosofía para
Niños FpN), un programa que se desarrolla en la actualidad en más de 50 países
de todo el mundo, entre los que se halla España.
Los temas tradicionales de la Filosofía son por tanto el referente sobre el que se apoyan Lipman y su colaboradora, la pedagoga Ann Sharp, para elaborar un completo programa pedagógico que aporta a los docentes las herramientas básicas para estimular en sus alumnos las capacidades de observación, interpretación, análisis y creatividad durante toda la etapa educativa, desde infantil hasta bachillerato. La idea surge tras la constatación de Lipman de que en las escuelas no se desarrollaba de modo eficaz la capacidad de razonamiento de los estudiantes, una labor fundamental para aprender a argumentar y adquirir un pensamiento crítico y creativo de adultos. La disciplina más adecuada para promover estas aptitudes es la Filosofía. No se trata de de introducir o potenciar esta asignatura en el curriculum de los estudiantes, sino de incorporar a la actividad académica el ejercicio que propone esta materia: filosofar.
Los temas tradicionales de la Filosofía son por tanto el referente sobre el que se apoyan Lipman y su colaboradora, la pedagoga Ann Sharp, para elaborar un completo programa pedagógico que aporta a los docentes las herramientas básicas para estimular en sus alumnos las capacidades de observación, interpretación, análisis y creatividad durante toda la etapa educativa, desde infantil hasta bachillerato. La idea surge tras la constatación de Lipman de que en las escuelas no se desarrollaba de modo eficaz la capacidad de razonamiento de los estudiantes, una labor fundamental para aprender a argumentar y adquirir un pensamiento crítico y creativo de adultos. La disciplina más adecuada para promover estas aptitudes es la Filosofía. No se trata de de introducir o potenciar esta asignatura en el curriculum de los estudiantes, sino de incorporar a la actividad académica el ejercicio que propone esta materia: filosofar.
APLICACIÓN DEL PROGRAMA.
El profesor cuenta para ello con unos completos
manuales de apoyo diseñados para facilitar la aplicación del programa. Incluyen
ejercicios, planes de discusión, pautas de evaluación y propuestas adecuadas
para incentivar el diálogo y el intercambio de ideas y pensamientos entre los
alumnos sobre los temas tratados en la lectura. Para un correcto desarrollo del
programa en las escuelas, Lipman y Sharp han diseñado también un sólido
programa de formación para los profesores en el que expertos en el proyecto les
preparan para aplicarlo en sus centros y les aportan las directrices básicas y
las técnicas fundamentales. Los creadores de Filosofía para niños proponen un
modelo de trabajo en el aula plagado de actividades que invitan a los niños y
jóvenes a explorar su pensamiento y a reflexionar sobre su propio proceso de
aprendizaje a partir de la curiosidad y el asombro. La base fundamental del
programa son un conjunto de novelas y relatos filosóficos, clasificados por
edades, en los que los protagonistas son niños con inquietudes y problemas
similares a los de los estudiantes. Las situaciones cotidianas que se suceden
en las novelas sirven de punto de partida para introducir los temas y destrezas
filosóficas que se quieren desarrollar en cada grupo escolar.
Información tomada de: http://www.consumer.es/web/es/educacion/otras_formaciones/2010/04/02/192125.php
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